Podemos observar tres grupos de daños al olfato: daños químicos, cambios del tejido y los físicos.
Los daños químicos se deben a factores exógenos. En este caso a productos químicos que pueden producir efectos temporales o permanentes, como es el caso de respirar vapores corrosivos.
Los cambios del tejido se pueden deber a enfermedades, atrofia, etc ..., es decir, factores endógenos. Los factores físicos incluyen el daño mecánico, (operaciones) y alteraciones en el cerebro por golpes.
Los factores que desencadenan una enfermedad en el olfato son principalmente infecciones en los senos paranasales, trastornos hormonales y problemas dentales, además de la exposición a agentes químicos.
Los principales trastornos son:
- Hiposmia: Es un trastorno del sentido del olfato que resulta en la reducción parcial de la capacidad de percibir olores. Por el contrario tenemos la hiperosmia; que provoca que un individuo tenga mucha muy desarrollado este sentido y sea muy sensible a los olores.
- Anosmia: Es la pérdida del olfato. Uno de los primeros síntomas en su detección es que las personas que la padecen no sienten el sabor de sus comidas y encuentran toda sustancia insípida, por la conexión que tiene el sentido del gusto con el olfato. Suele pasar por trastornos químicos y, generalmente, por traumatismos craneales.
- Sinusitis: Ocurre cuando la mucosa de los senos paranasales se inflama.
Algunos de sus síntomas son fuertes dolores de cabeza y fluido constante de secreciones purulentas.
Usualmente se manifiesta cuando despreocupamos un resfriado.
- Rinitis: Afecta la mucosa nasal y dependiendo de la época, puede ser un síntoma de alergias (en su caso en primavera, puede revelar alergias al polen o el polvo). Ocasiona estornudos, obstrucción, secreciones nasales y, a veces, falta de olfato (temporal).
Al cabo de minutos nos acostumbramos a los olores aunque sean señal de toxicidad o peligro.
Los trastornos del olfato tienen muchas causas, algunas más claras que otras. La mayoría de las personas comienzan a sufrir trastornos del olfato después de haber tenido algunas enfermedades o lesiones recientes. Los factores desencadenantes más comunes son las infecciones de las vías respiratorias superiores y los traumatismos encefalo-craneales.
Entre otras causas que producen trastornos del olfato se encuentran los pólipos en las fosas nasales, las infecciones de los senos paranasales, los trastornos hormonales y los problemas dentales.
La exposición a ciertos productos químicos como los insecticidas y solventes, y algunos medicamentos también ha sido asociada con trastornos de olfato. Las personas con cáncer en la cabeza y cuello que reciben tratamiento con radioterapia también experimentan problemas con su sentido del olfato.
Los doctores y los científicos han desarrollado pruebas para determinar el grado y la naturaleza de los trastornos del olfato en las personas. Las pruebas están diseñadas para medir el mínimo de olor que los pacientes pueden detectar, así como la exactitud para identificar diferentes olores. En realidad, una prueba fácilmente aplicada es la de "raspar y oler", en la que la persona debe raspar muestras de papel tratado para liberar diferentes aromas que deberá oler e identificar dentro de una lista de posibilidades. De esta manera, los doctores podrán determinar fácilmente si los pacientes tienen hiposmia, anosmia u otra clase de trastorno del olfato.
Estos trastornos se pueden tratar. En algunas personas el ajustar o cambiar la medicación que provoca sus trastornos, se puede aliviar su efecto sobre el sentido del olfato. Otros recuperan la capacidad para oler cuando se resuelve la enfermedad que causa los problemas olfativos. Para los pacientes con obstrucciones nasales, como los pólipos, la cirugía puede eliminar las obstrucciones y restaurar el flujo de aire. Muchas veces, las personas gozan de una recuperación espontánea porque las neuronas olfativas tienen la capacidad para regenerarse después del daño.
Como todos nuestros sentidos, el sentido del olfato tiene un papel importante en nuestras vidas. El sentido del olfato a menudo es la primera señal que nos alerta sobre el humo de un incendio o el olor de una fuga de gas natural y gases peligrosos. Es por este motivo que los trastornos en el olfato son graves.
Quizás lo más importante es que nuestros quimio-sensores también son a veces los que dan la primera señal sobre problemas graves en la salud. La obesidad, diabetes, hipertensión, malnutrición, la enfermedad de Parkinson, la enfermedad de Alzheimer, la esclerosis múltiple y la psicosis de Korsakoff están todas acompañadas o dan como señal problemas quimio-sensoriales como trastornos del olfato.
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